El dinero cumple un rol importante en la relación entre los individuos que forman comunidades pedagógicas autogestivas, tanto como herramienta de intercambio como encuentro de biografías. Los desafíos en el ámbito económico son difíciles de abordar sin encuentros humanos verdaderos, donde todas las voces puedan ser escuchadas e integradas para formar la voz de la comunidad y se puedan consensuar las acciones con criterios comunitarios y fraternos.

Las comunidades que deciden trabajar su economía de manera autogestiva se enfrentan con desafíos que van más allá de la administración y contabilidad. La compleja naturaleza del dinero tiene un impacto anímico en los individuos y las organizaciones que eligen conscientemente desafiar las propias creencias y crear nuevas herramientas que permitan la sostenibilidad de sus propósitos.

Cuando la misión de las organizaciones tiene el foco puesto en la educación, su desafío se multiplica, ya que la diversidad necesaria para formar niños y niñas libres, integradores y fraternos, se representa en la gran diversidad de las familias que forma parte de la escuela, generando obstáculos en los encuentros con el otro que traen como consecuencia la polarización y la falta de una imagen común colectiva. Esta escasez de encuentro humano se traslada con mucha facilidad al ámbito económico, donde se evidencia muy rápidamente la polarización que impide hacer consciente la abundancia existente.

Ionkos nace en el año 2008 con un grupo de padres y madres de Escuelas y Jardines Waldorf de la ciudad de Ingeniero Maschwitz, inquietados por la sustentabilidad económica de dichas instituciones y sus comunidades. Con el fin de contribuir solidariamente, comenzaron a estudiar y capacitarse acerca de la naturaleza del dinero y su uso responsable, las relaciones individuales y comunitarias, y los procesos de desarrollo organizacional. Ionkos pretende desde entonces facilitar herramientas de encuentro que contribuyan a mejorar la calidad de vida de las personas, con un trabajo conjunto sobre un objetivo común vivo, que promueva el interés real aparte del monetario, y que genere el encuentro verdadero entre las personas.

Entre 2021 y 2023 vienen trabajando sobre el organismo formado por las cerca de 90 comunidades pedagógicas autogestivas en Argentina, centradas en el amor a los niños y niñas que son formados con libertad, igualdad y fraternidad como valores comunes. Junto a ellas están cocreando las herramientas de encuentro para los desafíos compartidos en el ámbito económico, impulsando y vinculado empresas y emprendimientos y creando nuevas herramientas compartidas de intercambio y financiamiento.

El programa nacional de economía autogestiva en comunidades pedagógicas

Observaron en todo el país cerca de 90 escuelas e impulsos autogestivos, logrando entrevistar hasta la fecha a 40 de estas comunidades. Estas comunidades son el punto de encuentro de cerca de 12000 personas. La orientación de la escuela implica en la mayoría de esas personas un propósito compartido del cuidado integrador del ser humano que excede lo educativo. Esto se ve expresado en esta comunidad a través de diferentes experiencias. Biodinámica, agroecología, regeneración ambiental, permacultura, finanzas complementarias, empresa B, emprendimientos sociales, cooperativas, finanzas complementarias, entre otras.

El total de las escuelas se sostiene económicamente con aportes de las familias por cada niño o niña en la escuela. La amplia mayoría (>60%) tiene algún tipo de aporte variable o fraterno (tres valores, aporte voluntario fraterno, becas, etc.). Sólo una de las escuelas relevadas recibe un subsidio provincial que cubre el 100% de los cargos docentes al valor oficial. Los sueldos representan un promedio del 85% del presupuesto total. La mitad de las escuelas complementan estos ingresos con eventos y emprendimientos sociales, con un impacto bajo en el presupuesto global de la escuela.

La comunidad alrededor de las escuelas de todo el país creció más de 500% en los últimos 15 años, con un alto salto a partir del 2019. Casi el 90% de los padres y madres son autónomos o autoempleados, hay un porcentaje muy bajo de empleados en relación de dependencia. El crecimiento de estas comunidades generó mucha migración hacia zonas más rurales con mayor contacto con la naturaleza, tanto de maestros y maestras como familias con niños y niñas. Esto genera un desarrollo de esas zonas donde se ubican las escuelas, promoviendo la construcción de nuevas viviendas y la creación de propuestas comerciales para el consumo de productos vinculados a la identidad de estas escuelas, como producción y venta de alimentos, propuestas culturales, desarrollo de viviendas, salud, etc. incluyendo algunos emprendimientos sociales desarrollados por participantes de las escuelas. En este contexto también observamos cómo dentro de las escuelas se sinergian capacidades de distintos participantes creando nuevos proyectos asociativos, y cómo se dan intercambios comerciales y profesionales fluidos dentro de cada comunidad, potenciando sus actividades económicas. Finalmente también comenzamos a observar el surgimiento de varios de estos emprendimientos que incluyen a alguna o varias escuelas como beneficiarios económicos de estos intercambios, ya sea donando parte de las ganancias o simplemente logrando una mayor abundancia dentro de la comunidad.
Tenemos que sumar también que una amplia mayoría de las escuelas existentes, no poseen los tres ciclos completos y todos los años deben atender la demanda de cubrir nuevos cargos docentes, y la construcción de nuevas aulas o mudanzas.

Jugar entre polaridades

El sostén económico de todas las escuelas plantea un desafio social, que oscila entre un alto valor de cuota que define un perfil socio-económico de la comunidad, o por otro lado una situación muy precaria del nivel de sueldos de los y las docentes. Entre estas polaridades es que vemos afianzarse el surgimiento de estos ensambles entre participantes, convocados por otra forma de cuidar las infancias, impulsados a su vez por otras formas de cuidar el planeta y los recursos, y favorece el surgimiento de nuevas formas de producción e intercambio, y que valoran económicamente el rol de la escuela como núcleo comunitario.

Para desandar esta polaridad entre el “elitismo” y la escasez económica, pareciera que el camino hace surgir la idea de la empresa social como respuesta principal. Así como el gesto fundacional de la primera escuela waldorf surgió del núcleo de una empresa comercial, este momento nos invita a crear esas empresas sociales que sostengan o acompañen el sostén económico de esas escuelas, atendiendo los desafíos macro ambientales de un nuevo modelo productivo y comercial que proteja y regenere el medio ambiente, apalancado en un modelo social que genere y potencie el encuentro humano.

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